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sábado, 23 de febrero de 2013

El metodo filosofico




     
Es necesario un método para alcanzar el conocimiento.



 https://www.google.com.co/search?hl=es&safe=off&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1092&bih=514&q=filosofia&oq=filo&gs_l=img.1.0.0l10.1230.1977.0.4187.4.4.0.0.0.0.194.714.0j4.4.0...0.0...1ac.1.4.img.lGHQsutmQjM
El método es un camino, un modo de obrar ordenado para hacer una cosa. En filosofía significa el procedimiento que se sigue para la búsqueda de la verdad y también para transmitir esos conocimientos.
El método socrático es la mayéutica, que consiste en encontrar definiciones por medio de preguntas, cuyas respuestas se van descartando hasta llegar a conocer lo esencial de cada objeto.
Platón, siguiendo a Sócrates, se centra en las definiciones de lo universal, a partir de hipótesis, utilizando las ideas mismas y el razonamiento abstracto de la inteligencia, y con el método dialéctico, llega a las conclusiones que derivan de los primeros principios.
El método aristotélico trata de obtener el conocimiento de las causas, por medio de la deducción, (de lo general abstracto a lo singular concreto), de la inducción, (de lo particular se infiere lo universal) y de la analogía (de la relación de semejanza entre cosas distintas).
El método cartesiano, de Descartes, promueve la duda como método y considera conocimiento a todo lo que se basa en un criterio de evidencia.
El método de Immanuel Kant, es la razón, y se fundamenta en el análisis de las condiciones “a priori” del conocimiento. Kant parte del racionalismo y recibe influencias del empirismo, principalmente de Hume.
Kant se dedicó al análisis de dos nociones importantes, la existencia, predicable, no deducible analíticamente del sujeto; y la causalidad, cuyo fundamento es la experiencia.
Según Kant, el conocimiento humano tiene una intuición receptiva, el espacio y el tiempo, que son determinaciones formales singulares de la sensibilidad, condiciones “a priori” de los fenómenos. La diversidad empírica se ordena según formas “a priori” y su resultado son los fenómenos.
El método fenomenológico, cuyo principal representante es Husserl, Edmund (1859-1938), intenta llegar al conocimiento de las esencias de las cosas por medio de la reducción fenomenológica, que sucesivamente va apartando del objeto todo lo que no es esencial.
El método dialéctico que comienza con Plotino, filósofo helenístico (204-270), reduce la realidad a un uno activo, libertad absoluta, del que emana gradualmente y sin corromperlo la multiplicidad; y continúa con la dialéctica de Hegel y con el materialismo dialéctico de Marx, que se basa en los conceptos de movimiento, cambio, transformación y desarrollo.
El auge de las ciencias naturales a partir del siglo XVIII dio impulso a la formulación de nuevos métodos no tradicionales en filosofía, como el estructural, que se basa en el análisis de las estructuras formales características de cada fenómeno u objeto; el genético, que tiene como fundamento el análisis del desarrollo temporal de los fenómenos; el histórico comparativo que se utiliza para el estudio de los fenómenos culturales, el psicoanalítico, que se basa en la aplicación de la teoría de las asociaciones libres y de la transferencia, a partir del Psicoanálisis de Sigmund Freud; el constructivo, que estructura sistemáticamente los objetos que pueden ser considerados en un sistema y las aseveraciones que acerca de ellos se hagan. Los métodos no se agotan en la medida que surjan nuevas formas de acceder al verdadero conocimiento.



Otra lectura que puede  ayudarnos a encontrar nuestro propio método.


https://www.google.com.co/search?hl=es&safe=off&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1092&bih=514&q=filosofia&oq=filo&gs_l=img.1.0.0l10.1230.1977.0.4187.4.4.0.0.0.0.194.714.0j4.4.0...0.0...1ac.1.4.img.lGHQsutmQjM

Ocho modos de hacer filosofía
Jorge Aguirre Sala *


 Aprehendiendo ideas de Bernard Lonergan, S.J., expuestas en su Método en Teología, podríamos transliterar dicho modelo a la construcción de la Filosofía en ocho especificidades. No todas implican el quehacer filosófico puro, ni la investigación metódica o una muestra del avance de la Filosofía a lo largo de la historia, si esto pudiera concebirse de manera lineal y al margen de lo discutible de una o varias “evoluciones” filosóficas.
En primer lugar tenemos la investigación de los datos. El filósofo busca en la realidad o a través del filosofar de otro colega. La investigación está determinada por el interés y el entorno del investigador. El dato sobre otro colega obedece a la coincidencia de propósito y depende del acceso correcto a la fuente. La investigación del dato también nos lleva a establecer relaciones entre la Filosofía y otras esferas de la vida. Es obvia la interdisciplinaridad de la Filosofía con el lenguaje, las ciencias naturales y humanas y demás áreas del saber. Por ejemplo, el dato referente a la percepción y la sensación nos llevan a preguntar: ¿el valor del saber sensible es igual al inteligible o es menor? Podríamos rastrear la respuesta en Kant o en Platón. En el caso de Platón investiguemos su exposición en La República (509 d): la diferencia entre el saber sensible (doxa) y el inteligible (epísteme), dice el dato en griego, es “ánisa”. Pero “ánisa” significa de valor desigual, mientras “ánísa” significa de valor igual. Platonistas como Adam, Chambry, Shorey, Schneider, Steinhart, etc. discuten este dato y, en caso de pronunciarse por la desigualdad, discuten cuál (doxa o episteme) debe ser mayor. De igual minucia resulta la investigación que indaga, en otro ejemplo, si la noción de a priori, en el prólogo de la Crítica de la Razón Pura de Kant, tiene algún cambio de connotación entre la primera y segunda edición.  Existen libros y congresos completos para discutir estos detalles, por ello, la necesidad de la segunda especificación.
Después de la investigación de lo dicho o escrito, es necesaria la interpretación para captar válidamente la significación del dato. Esta es una tarea hermenéutica que ubica al dato en su contexto histórico, y al autor del mismo en su modo (circunstancias e intención) y nivel particular de pensamiento y expresión. El resultado de la interpretación es un comentario o una monografía. Hoy en día estos trabajos se denominan “tesis” a pesar de no sostener, precisamente, “ninguna tesis”, de parte de quién las redacta. Así por ejemplo hay quién dirá: a priori, según Kant, significa con anterioridad a la experiencia. Y otros alegarán que significa con independencia de la experiencia. Sea de ello lo que fuere, antes de saltar todos sabemos que no podemos brincar nuestra propia sombra y que el conocimiento intelectual aventaja al sensible, sobre todo si el salto es hacia el vacío.
En tercer lugar ha de establecerse la historia. Ésta puede ser básica, especial o general. La historia básica nos enseña dónde, quiénes y qué. Presenta las acciones humanas. Pero también se debería presentar las influencias de la realidad sobre el pensamiento. La historia especial trata de los movimientos culturales, institucionales o doctrinales. Aquí cabe reseñar una historia de las ideologías y no la micro historia o cualquier historiografía contemporánea. La historia general, hoy en día, es imposible después de las reflexiones de Theodor Adorno. Por eso, en el mejor de los esfuerzos, junto con Lonergan, cabría describirla como una historia básica iluminada y completada por los múltiples trabajos de la historia especial. La historia de la Filosofía se conforma, habitualmente, según dos actitudes. La primera es relativista; pasa revista a la diversidad de doctrinas para plantear con amplitud un problema. Hace la revisión histórica de una tesis, sus pros y contras. La segunda es una actitud conciliadora para la conformación de una Philosophia perennis. Ésta sostiene la permanencia de una misma verdad por debajo de sus diversas expresiones históricas. La historia de la Filosofía tiene, además, un solo origen en diversos inicios, pues cada filósofo tiene sus raíces, cada parte de la Filosofía sus ramificaciones y superposiciones, y también existe la versión escolar que corre paralela a las fuentes mismas. Pero el origen es uno y el mismo: la esencia del filosofar se da en la pregunta nacida del asombro o la duda. Muy distinta de los inicios, que inclusive pudieron provocar el filosofar hasta por equivocación. ¿Por qué habríamos de valorar el conocimiento intelectual con anterioridad a la experiencia? Quizá para no cometer los errores de Platón y Kant y elevarnos desde sus anchos hombros para ver, como ve el pequeño, parado en la espalda de los gigantes.
Ahora bien, es común observar entre filósofos las discusiones interminables sin llegar a un acuerdo, pero lo curioso es cómo se entienden entre sus disidencias. He aquí la necesidad de la cuarta especificidad: la dialéctica. Filosofar va más allá del dato y su significación. El alegato filosófico ahora descansa en la demostración, en el poder persuasivo, la vigencia y alcance de verdad. Aunque para Lonergan la dialéctica pretende adquirir un punto de vista incluyente, en la Filosofía resulta lo contrario: excluye de la veracidad a las doctrinas filosóficas discrepantes. Entonces, por dialéctica filosófica (distinta de la teológica) no se establece un diálogo apologético donde todas las posturas son incluidas y se desea comprender al interlocutor. No se busca superar oposiciones verdaderas o falsas en una síntesis integradora, eliminando las oposiciones inútiles. Se desea eliminar las tesis opuestas o diferentes para establecer la propia doctrina (tomadas así las ideas, no hay Philosophia perennis ni fusión de horizontes de significatividad al estilo gadameriano). La dialéctica platónica es distante de la dialéctica trascendental kantiana, pero lo dialéctica de la construcción filosófica sólo hará sobrevivir a las tesis que alcancen la verdad sin réplicas.
Abrazar la verdad es imprescindible para vivir en la Filosofía y no de la Filosofía. Por ello, al persuadir o ser persuadidos es necesaria la exposición de fundamentos y justificaciones que exhortan a “profesar” una Filosofía. No hay más un creer que (que es dudar), sino un creer en (que es entregarse a la evidencia). Así como la conversión religiosa transforma al sujeto, la quinta especificidad de la Filosofía, la fundamentación, le da la pauta para una nueva cosmovisión. Con ello, cambia su existencia, designios y modos de obrar. Tal cual le sucedió a Platón cuando conoció a Sócrates o a Kant cuando Hume “lo despertó de sus sueño dogmático”.
Después de la fundamentación viene la especificidad de establecer doctrina: hacer juicios. Realizar un conjunto de afirmaciones cuya veracidad proviene de los fundamentos y la dialéctica, convierte el filosofar en justificaciones irrecusables, selección de verdades y eliminación de imprecisiones. La doctrina da actualidad y aplicabilidad a sus verdades, le dota de fortaleza. Así, el mito de la caverna platónico sigue vigente o la participación de la subjetividad en el conocimiento, como lo formuló Kant, está más en boga que nunca.
Sin embargo, las doctrinas son perfectibles y actualizables. Si, en efecto, suscitan nuevas cuestiones, también habrán de responder a lo largo de la historia a circunstancias imprevistas. Tal cual lo hacen, por ejemplo, los aristotélico-tomistas ante asuntos como la clonación o los transgénicos. Y no menos la doctrina debe incorporar nuevos descubrimientos. Por ello, la sistematización en una organización completa, coherente y omniabarcante, haciendo de la doctrina un todo orgánico que se establece como un corpus de enunciados es imprescindible. De ahí, la elaboración de vademecums¸ decálogos, summas, enciclopedias, manifiestos, tratados, compendios, diccionarios, etcétera, para dejar establecido el conjunto de afirmaciones a los cuáles los doctrinarios deberán hacer referencias. Muchos filósofos no lo hacen explícitamente, pero son sólidamente sistemáticos. Nietzsche es un ejemplo privilegiado de la expresión filosófica lírica y cabalmente sistemática.
La última de las especificidades es la comunicación. La Filosofía ha reconocido que se nutre de la realidad y de las fuentes de conocimiento sobre ella, pero desea explicarla e incidir en su transformación. La comunicación o divulgación de la Filosofía ha de adaptarse a los cambios culturales con expresiones apropiadas para los diversos lugares y tiempos a proyectarse. De ahí las “introducciones” a Kant o Platón, las monografías sobre Nietzsche o el eterno retorno donde encontramos el dato de nuestro comienzo al filosofar, pero no del inicio de la Filosofía. Porque, querámoslo o no, en este oficio, siempre hay que andar “principiando”.

Doctor en Filosofía, Catedrático en la Universidad de Monterrey, México
 http://investigacionfilosofica.zoomblog.com/archivo/2009/10/14/ocho-Modos-de-hacer-Filosofia.html


GRADO UNDECIMO 2013
Lógica proposicional

https://www.google.com.co/search?hl=es&safe=off&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1092&bih=514&q=filosofia&oq=filo&gs_l=img.1.0.0l10.1230.1977.0.4187.4.4.0.0.0.0.194.714.0j4.4.0...0.0...1ac.1.4.img.lGHQsutmQjM
La lógica proposicional o lógica de orden cero trata con sistemas lógicos que carecen de cuentificadores, o variables interpretables como entidades. En lógica proposicional si bien no hay signos para variables de tipo entidad, sí existen signos para variables proposicionales (es decir, que pueden ser interpretadas como proposiciones con un valor de verdad de definido), de ahí el nombre proposicional. La lógica proposicional incluye además de variables interpretables como proposiciones simples signos para conectivas lógicas, por lo que dentro de este tipo de lógica puede analizarse la inferencia lógica de proposiciones a partir de proposiciones, pero sin tener en cuenta la estructura interna de las proposiciones más simples.1
Una lógica proposicional es un sistema formal cuyos elementos más simples representan proposiciones, y cuyas constantes lógicas, llamadas conectivas, representan operaciones sobre proposiciones, capaces de formar otras proposiciones de mayor complejidad.

Considérese el siguiente argumento:
1.        Mañana es miércoles o mañana es jueves.
2.       Mañana no es jueves.
3.       Por lo tanto, mañana es miércoles.
Es un argumento válido. Quiere decir que es imposible que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa. Esto no quiere decir que la conclusión sea verdadera. Si las premisas son falsas, entonces la conclusión también podría serlo. Pero si las premisas son verdaderas, entonces la conclusión también lo es. La validez de este argumento no se debe al significado de las expresiones «mañana es miércoles» y «mañana es jueves», porque éstas podrían cambiarse por otras y el argumento permanecer válido. Por ejemplo:
1.        Está soleado o está nublado.
2.       No está nublado.
3.       Por lo tanto, está soleado.
En cambio, la validez de estos dos argumentos depende del significado de las expresiones «o» y «no». Si alguna de estas expresiones se cambiara por otra, entonces podría ser que los argumentos dejaran de ser válidos. Por ejemplo:
1.        Ni está soleado ni está nublado.
2.       No está nublado.
3.       Por lo tanto, está soleado.
Las expresiones de las que depende la validez de los argumentos se llaman constantes lógicas. La lógica proposicional estudia el comportamiento de algunas de estas expresiones, llamadas conectivas lógicas. En cuanto a las expresiones como "está nublado" o "mañana es jueves", lo único que importa de ellas es que tengan un valor de verdad. Es por esto que se las reemplaza por simples letras, cuya intención es simbolizar una expresión con valor de verdad cualquiera. A estas letras se las llama variables proposicionales, y en general se toman del alfabeto latino, empezando por la letra p, luego q, r, s, etc. Así, los dos primeros argumentos de esta sección podrían reescribirse así:
1.        p o q
2.       No q
3.       Por lo tanto, p
Y el tercer argumento, a pesar de no ser válido, puede reescribirse así:
1.        Ni p ni q
2.       No q


3.       Por lo tanto, p
Conectivos lógicos
Artículo principal: Conectivo lógico.
A continuación hay una tabla que despliega todas las conectivas lógicas que ocupan a la lógica proposicional, incluyendo ejemplos de su uso en el lenguaje natural y los símbolos que se utilizan para representarlas.


En la lógica proposicional, las conectivas lógicas son tratados como funciones de verdad. Es decir, como funciones que toman conjuntos de valores de verdad y devuelven valores de verdad. Por ejemplo, la conectiva lógica no es una función que si toma el valor de verdad V, devuelve F, y si toma el valor de verdad F, devuelve V. Por lo tanto, si se aplica la función no a una letra que represente una proposición falsa, el resultado será algo verdadero. Si es falso que «está lloviendo», entonces será verdadero que «no está lloviendo».




El significado de las conectivas lógicas no es nada más que su comportamiento como funciones de verdad. Cada conectiva lógica se distingue de las otras por los valores de verdad que devuelve frente a las distintas combinaciones de valores de verdad que puede recibir. Esto quiere decir que el significado de cada conectiva lógica puede ilustrarse mediante una tabla que despliegue los valores de verdad que la función devuelve frente a todas las combinaciones posibles de valores de verdad que puede recibir.
 







Leyes notables en lógica  

Entre las reglas de la lógica proposiconal clásica algunas de la más notables son listadas a continuación:
1.         Ley de doble negación
2.        Leyes de idempotencia
3.        Leyes asociativas
4.       Leyes conmutativas
5.       Leyes distributivas
6.       Leyes de De Morgan
Otras leyes como el principio del tercero excluido son admisibles en lógica clásica, pero en lógica intuicionista y con fines a sus aplicaciones matemáticas no existe un equivalente del tercero excluido, por ejemplo.
Límites de la lógica proposicional
La maquinaria de la lógica proposicional permite formalizar y teorizar sobre la validez de una gran cantidad de argumentos. Sin embargo, también existen argumentos que son intuitivamente válidos, pero cuya validez no puede ser probada por la lógica proposicional. Por ejemplo, considérese el siguiente argumento:
1.         Todos los hombres son mortales.
2.        Sócrates es un hombre.
3.        Por lo tanto, Sócrates es mortal.
Como este argumento no contiene ninguna de las conectivas «no», «y», «o», etc., según la lógica proposicional, su formalización será la siguiente:
1.         p
2.        q
3.        Por lo tanto, r
Pero esta es una forma de argumento inválida, y eso contradice nuestra intuición de que el argumento es válido. Para teorizar sobre la validez de este tipo de argumentos, se necesita investigar la estructura interna de las variables proposicionales. De esto se ocupa la lógica de primer orden. Otros sistemas formales permiten teorizar sobre otros tipos de argumentos. Por ejemplo la lógica de segundo orden, la lógica modal y la lógica temporal.